febrero 26, 2010

Aforismos I


Consideramos estupendo que el pueblo sumamente oprimido luche y se libere de sus cadenas, pero: ¿debe hacerlo en mi barrio, en mi vereda? ¿No puede triunfar sobre sus opresores un par de kilómetros más alla de mi casa? ¿Cuál es la necesidad que tenemos de ver masas de trabajadores que se alegran con ruido por alguna conquista social, siempre menor? He aquí un misterio que resiste el análisis.